Gracias al callejero “gremial” podemos hacernos una idea de como la Villa quedó configurada en zonas gremiales.
A partir del siglo XVI se instalaron una serie de mataderos en la Villa para el despiece de las reses. Hay indicios de que el primer matadero municipal estuvo situado en la Calle Toledo. Posteriormente, se fueron construyendo otros mataderos en distintos puntos, un ejemplo de ello es el que se construyó en el siglo XVI en el Cerro del Rastro, hoy día Plaza de Cascorro. Estas instalaciones impulsaron la proliferación de distintos gremios artesanales, como los cuchilleros y curtidores.
Los Cuchilleros y Espaderos.
Este gremio se situaba en el antiguo foso de la muralla, hoy llamado calle de cuchilleros, que se extiende desde Puerta Cerrada hasta la Cava de San Miguel. Esta ubicación se debía a la proximidad de la Casa de la Carnicería y sus antiguos puestos, posiblemente el Arco de Cuchilleros fuera la entrada por donde proporcionaban su material para el despiece de la materia cárnica.
El gremio de los espaderos se constituyó en el siglo XV en Toledo, acudían artesanos de todo el mundo para perfeccionar las técnicas de elaboración. Muchos de estos artesanos se trasladaron a la Villa, tras acabar su formación como aprendices, para abrir sus propios talleres y llegar a consolidarse como maestros.
Representación de un taller de curtidores, Museo de Artes y Tradiciones Populares, Madrid
Los Curtidores
Este gremio se instaló en los Caños del Peral, lo que hoy conocemos como Plaza de Isabel II, pero, debido a problemas de salubridad este gremio es trasladado a la antigua calle de Tenerías, actual Ribera de Curtidores. Esta nueva localización tenía mayor sentido, debido a que el ganado entraba a la Villa por la Puerta de Toledo en dirección al matadero del cerro del Rastro, entre otros. Las tenerías, o también llamadas curtidurías, eran los talleres donde se trabajaba la piel del ganado de manera artesanal para transformarla en cuero.
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